sábado, 23 de noviembre de 2013

Ella.

Ella era tímida, siempre caminaba mirando al suelo para no encontrarse con las miradas de los demás clavadas en ella. Siempre sumergida entre libros y películas de terror. Ella se aislaba del mundo, creía que el mundo estaba en su contra, pero lo que ella no sabía es que era ella la que estaba en contra del mundo. Muchas personas trataban de ganarse su amistad, pero ella lo impedía siendo distante y cortante con todo aquel que se atreviera a dirigirle la palabra.
Un día llegó un chico de ojos verdes y mirada penetrante.Esta vez ella no miraba al suelo, quería saber lo que escondían sus ojos, su mirada la tenía loca. Él vestía con una cazadora, pero ella era muy observadora y sabía que debajo de esa cazadora se escondían unos brazos fuertes y por un momento fantaseó con que esos brazos la abrazaban toda la noche, rápidamente quitó ese pensamiento de su cabeza, tenía las mejillas ardiendo, ardiendo de deseo. El chico había creado un gran efecto en ella, lo que el chico no sabía es que ella cada vez se estaba ilusionando más con él, ella se imaginaba un futuro a su lado leyendo libros y viendo películas de terror. ¿Y él? Ella tenía miedo, miedo de lo que él pensaba, no quería perder de vista sus ojos verdes y sus labios carnosos.Le necesitaba. Más que a nada en el mundo. Ella estaba dispuesta a luchar por él. Y ella también quería creer que él estaba dispuesta a todo por ella.

sábado, 16 de noviembre de 2013

Ganas de ti.

Llegas a casa. Al sentir tus pasos sonrío incoscientemente, me levanto de un brinco y voy a recibirte.
Al darte cuenta de mi presencia me miras de arriba a abajo e inconscientemente te muerdes el labio inferior. Dejas lo que estás haciendo y tus manos cogen mis mejillas como si de cristal se trataran, con mucho tacto. En cambio, tu boca me dá a entender todo lo contrario. Nuestras lenguas se unen como si no hubiera un mañana. Y entre beso y beso hay miradas de complicidad.
Me coges en brazos y puedo escuchar tu respiración entrecortada mientras me vas besando el cuello con pequeños besos pero transmitiendo mucho sentimiento.
Yo no puedo hacer otra cosa que enredar mis manos en tu pelo y dejarme llevar. En un momento llegamos a la habitación  y me dejas cuidadosamente en el suelo. Empiezas a dar una vuelta  hasta quedar detrás de mí. Yo me siento intimidada cuando  tu mirada se clava en mí.
Me empiezo a poner tensa cuando siento tu cálido aliento en mi oído al escuchar las palabras ''Eres mía. Solo mía.'' haces que me recorra un cosquilleo por todo el cuerpo.
La tensión disminuye cuando me acaricias mi hombro desnudo y mi cuerpo parece gelatina a la espera de que un niño se la coma de un bocado.
La ropa sobra entre él y yo.
Él me vuelve a coger en brazos y con un beso en la frente me deja en la cama. Me dedica una sonrisa pícara y yo no puedo evitar reírme. No tarda en meterse en la cama y me empieza a acariciar el pelo, enredando sus dedos en uno de mis rizos rebeldes.
Puedo notar su dureza detrás de mí. Él parece percatarse de lo que estoy pensando y no tarda en ponerme boca arriba.
Ambos sonreímos y en esas sonrisas hay promesas y sentimientos.
Nos besamos apasionadamente y puedo sentir su miembro dentro de mí. Nuestras bocas siguen unidas pero su boca está abierta y puedo sentir su cálido aliento en mi boca. Su
respiración se acelera cada vez más, yo muevo mis caderas al ritmo que él está marcando. Llega al orgasmo gritando mi nombre.
Y yo solo tengo fuerzas para decir ''Quiero que seas el último en todo lo que tenga que ver conmigo.''
Y me quedo dormida en su pecho mientras él acaricia mi pelo...